La vida no tiene camino de regreso.
Pero si existe un segundo capítulo, seguramente, estarán juntos.
La palabras arman las historias, pero los silencios, le dan el lugar que le corresponde a cada una de ellas. En una historia de amor, las palabras sobran.
Versión de "Los Visconti"
rueda la vida
Cosas que se nos cruzan todos los días
domingo, 23 de marzo de 2014
jueves, 7 de noviembre de 2013
Historia del solo, solo
Cuenta otra historia ...
De un señor mayor que caminando solo, vió en un perro de la calle una mirada especial. Pensó que viviendo solo, podía adoptarlo. Volvio a pensar y concluyó, que si a él le pasaba algo, el perro se quedaría solo; o si el perro moría antes que él, estaría demasiado triste por esa pérdida. Siguió su camino, solo.
Cuentan, por ahi, que esta historía tuvo el más lógico de los finales. Ambos vivieron solos, hasta el día de su muerte.
De un señor mayor que caminando solo, vió en un perro de la calle una mirada especial. Pensó que viviendo solo, podía adoptarlo. Volvio a pensar y concluyó, que si a él le pasaba algo, el perro se quedaría solo; o si el perro moría antes que él, estaría demasiado triste por esa pérdida. Siguió su camino, solo.
Cuentan, por ahi, que esta historía tuvo el más lógico de los finales. Ambos vivieron solos, hasta el día de su muerte.
martes, 5 de noviembre de 2013
Historia del viejo mago invisible
Cuenta la historia...
De un viejo mago, que trabajó mucho para hallar la fórmula para ser invisible, al final, el trabajo dió su fruto. Se decía que paseaba entre la gente sin que nadie lo notara. A veces las cosas cambiaban solas de lugar y sucedian hechos inexplicables. También se rumoreaba que se lo sentía llorar; pero solo, de vez en cuando.
De un viejo mago, que trabajó mucho para hallar la fórmula para ser invisible, al final, el trabajo dió su fruto. Se decía que paseaba entre la gente sin que nadie lo notara. A veces las cosas cambiaban solas de lugar y sucedian hechos inexplicables. También se rumoreaba que se lo sentía llorar; pero solo, de vez en cuando.
martes, 23 de octubre de 2012
Del otro lado
Había una vez, una planta de interior, que siempre miraba con admiración, a través del vidrio de la ventana, como se mecian por el viento las ramas de los árboles.
Aprendió a sacudirse, ella también, al compás del viento. Se sentía muy orgullosa por eso. Un día de tormenta la encontraron, quebrada, agonizando, sobre la suave calma del sillón.
¡Que historia tan loca!!!!
¿O no.....?
Aprendió a sacudirse, ella también, al compás del viento. Se sentía muy orgullosa por eso. Un día de tormenta la encontraron, quebrada, agonizando, sobre la suave calma del sillón.
¡Que historia tan loca!!!!
¿O no.....?
sábado, 26 de noviembre de 2011
¿Vago por vagancia?
Uno se cansa de escuchar, más cuando estan por terminar las clases: "me la llevo por vago"
-¿Te cuesta o sos vago?
-Vago .Siempre dicen con un rasgo de orgullo
¿Pero realmente que es ser vago? No está muy claro. Pero últimamente es una palabra que jeraquiza. Eso no hay dudas.
Vamos a ver si es tan cierto este supuesto.
-Suponete que vamos a jugar un partido y tenes que elegir a los jugadores de tu equipo. Está el que juega rebien, el más calificado técnicamente, pero que juega cuando se le da la gana y hay otro, medio de madera, de esos que corren y ponen en todo el partido.
-¿A cuál elegís?
La respuesta siempre fue la misma:
- Al que pone siempre.
Esto sin duda determina que uno tiene mejor valoración para el voluntarioso y colaborador.
Veamos el tema desde otra perspectiva.
Supongamos que hay alguien que no tiene necesidad de hacer algo, con lo cual tampoco tiene la intencionalidad de hacerlo y no lo hace. Eso no sería vagancia. Pero si tiene una necesidad autorreconocida, lo que genera la intención de realizar algo, cuenta con todo lo necesario y a pesar de eso no lo hace, entonces, si sería un vago.
¿Sería un vago?
Con el mismo razonamiento un alcoholico que reconoce su problema, siente la necesidad de dejar de tomar y a pesar de ello no puede dejar. Se podría considerar como un vago.
Pero también, usando el razonamiento inverso, podría ser considerada la vagancia, lo mismo que el alcoholismo como una enfermedad.
¿Entonces por qué esta tan valorizada la vagancia? No se, en realidad. Pero forma parte de un grupo de palabras que se instauran dulcemente en el vocabulario y desde allí empiezan a perder el dramatismo y el real sentido de lo que representan.
Si no sigo más, no es por vago, sinó porque creo que ya está terminado el tema.
Hasta la próxima.
-¿Te cuesta o sos vago?
-Vago .Siempre dicen con un rasgo de orgullo
¿Pero realmente que es ser vago? No está muy claro. Pero últimamente es una palabra que jeraquiza. Eso no hay dudas.
Vamos a ver si es tan cierto este supuesto.
-Suponete que vamos a jugar un partido y tenes que elegir a los jugadores de tu equipo. Está el que juega rebien, el más calificado técnicamente, pero que juega cuando se le da la gana y hay otro, medio de madera, de esos que corren y ponen en todo el partido.
-¿A cuál elegís?
La respuesta siempre fue la misma:
- Al que pone siempre.
Esto sin duda determina que uno tiene mejor valoración para el voluntarioso y colaborador.
Veamos el tema desde otra perspectiva.
Supongamos que hay alguien que no tiene necesidad de hacer algo, con lo cual tampoco tiene la intencionalidad de hacerlo y no lo hace. Eso no sería vagancia. Pero si tiene una necesidad autorreconocida, lo que genera la intención de realizar algo, cuenta con todo lo necesario y a pesar de eso no lo hace, entonces, si sería un vago.
¿Sería un vago?
Con el mismo razonamiento un alcoholico que reconoce su problema, siente la necesidad de dejar de tomar y a pesar de ello no puede dejar. Se podría considerar como un vago.
Pero también, usando el razonamiento inverso, podría ser considerada la vagancia, lo mismo que el alcoholismo como una enfermedad.
Juntando todo lo anterior, podriamos concluir que:
La vagancia es la incapacidad de hacer lo que uno tiene asumido que debe hacer, para lograr lo que quiere lograr.
Visto de esta forma, no es algo menor, y mucho menos algo que no tenga consecuencias fundamentalmente psicológicas.
La autoestima es la base de cualquier proyecto y la vagancia es un devorador de autoestima. La vagancia entonces, es un factor importante para que nuestra vida este guiada únicamente por nuestros sueños, perdiendo el sentido de realidad.
Si la frustración es la diferencia entre lo que somos y lo que queremos ser. Sin dudas la vagancia es una fuente de frustración.
¿Entonces por qué esta tan valorizada la vagancia? No se, en realidad. Pero forma parte de un grupo de palabras que se instauran dulcemente en el vocabulario y desde allí empiezan a perder el dramatismo y el real sentido de lo que representan.
Si no sigo más, no es por vago, sinó porque creo que ya está terminado el tema.
Hasta la próxima.
sábado, 23 de abril de 2011
Reflexiones desde el andarivel
_ ¡Hola! ¿Cómo estás?
_ Bien. Me dijo.
_ Cambiaste mucho desde el año pasado.
_ Si.
_ ¿Para bien o para mal?
_ Para bien. Contestó
_ ¿Estás seguro que fue para bien ..? ¿Cómo sabés?
Ahí ya me miró con cara sorprendida, buscando en su interior una respuesta que no era facil de encontrar. ¿Cómo saber si un cambio es positivo para nuestra vida?
_ ¿Qué queres ser cuando seas grande?
_ No se.
Dificil saber si un cambio en nuestro rumbo es mejor o peor, si no sabemos a donde queremos llegar.
_ ¿Qué queres estudiar?
_ Quiero ir al poli. Me contestó, contento por haber encontrado por lo menos una respuesta cierta.
_ O sea que tenes que rendir bien el ingreso.
_ ¡Si! Dijo.
_ O sea, que tenes que ponerte las pilas para rendir el examen.
_ Si. Contesto, otra vez sin saber cual era el rumbo de la conversación.
_ Entonces este año, seguro que estas prestando más atención y estudiando más.
_ No... Me dijo, sorprendiendose por su propia respuesta
Entonces por qué estaba tan seguro de que su cambio era positivo.
Sin saber adonde llegar, cualquier camino puede parecer el correcto. Es más, podemos elegir el camino más cómodo, total no nos importa hacia donde nos lleva.
Primero es indispensable conocer nuestros objetivos y luego realizar una simple planificación a través del tiempo y recien ahí podemos evaluar si un camino nos aproxima o nos aleja de lo que habiamos planificado.
No parece algo sencillo. Tal vez, demasiado complejo para un chico de 12 años. Pero.. ¿No es función de los padres, además de marcar el camino el tratar de descubrir juntos los lugares hacia donde transitar?
Son los mismos pasos que se deben realizar para cualquier proyecto a futuro. ¿Será qué los adultos tampoco tenemos proyectos futuros?
Esta sociedad con su apuro, instauró el compre ahora y pague mañana. Nos hizo perder el placer de poder comprar algo con nuestros ahorros. De que llegara el día de ir a buscar eso que tantos sacrificios nos habia ocasionado, y que al momento de abrirlo uno sintiera una gran satisfacción, recompensa de nuestro esfuerzo.
Como diría el filósofo Emiliano, "Todo lo que te hace bien, te hace mal". Esto de tener todo tan cerca, nos hizo perder hasta la alegría del día futuro. Lamentablemente la mayoría no puede pensar más alla de un viernes o un sábado de joda, y eso a la corta o a la larga hace que cada vez, tengamos menos proyectos y que seamos cada vez, más mediocremente parecidos.
_ Bien. Me dijo.
_ Cambiaste mucho desde el año pasado.
_ Si.
_ ¿Para bien o para mal?
_ Para bien. Contestó
_ ¿Estás seguro que fue para bien ..? ¿Cómo sabés?
Ahí ya me miró con cara sorprendida, buscando en su interior una respuesta que no era facil de encontrar. ¿Cómo saber si un cambio es positivo para nuestra vida?
_ ¿Qué queres ser cuando seas grande?
_ No se.
Dificil saber si un cambio en nuestro rumbo es mejor o peor, si no sabemos a donde queremos llegar.
_ ¿Qué queres estudiar?
_ Quiero ir al poli. Me contestó, contento por haber encontrado por lo menos una respuesta cierta.
_ O sea que tenes que rendir bien el ingreso.
_ ¡Si! Dijo.
_ O sea, que tenes que ponerte las pilas para rendir el examen.
_ Si. Contesto, otra vez sin saber cual era el rumbo de la conversación.
_ Entonces este año, seguro que estas prestando más atención y estudiando más.
_ No... Me dijo, sorprendiendose por su propia respuesta
Entonces por qué estaba tan seguro de que su cambio era positivo.
Sin saber adonde llegar, cualquier camino puede parecer el correcto. Es más, podemos elegir el camino más cómodo, total no nos importa hacia donde nos lleva.
Primero es indispensable conocer nuestros objetivos y luego realizar una simple planificación a través del tiempo y recien ahí podemos evaluar si un camino nos aproxima o nos aleja de lo que habiamos planificado.
No parece algo sencillo. Tal vez, demasiado complejo para un chico de 12 años. Pero.. ¿No es función de los padres, además de marcar el camino el tratar de descubrir juntos los lugares hacia donde transitar?
Son los mismos pasos que se deben realizar para cualquier proyecto a futuro. ¿Será qué los adultos tampoco tenemos proyectos futuros?
Esta sociedad con su apuro, instauró el compre ahora y pague mañana. Nos hizo perder el placer de poder comprar algo con nuestros ahorros. De que llegara el día de ir a buscar eso que tantos sacrificios nos habia ocasionado, y que al momento de abrirlo uno sintiera una gran satisfacción, recompensa de nuestro esfuerzo.
Como diría el filósofo Emiliano, "Todo lo que te hace bien, te hace mal". Esto de tener todo tan cerca, nos hizo perder hasta la alegría del día futuro. Lamentablemente la mayoría no puede pensar más alla de un viernes o un sábado de joda, y eso a la corta o a la larga hace que cada vez, tengamos menos proyectos y que seamos cada vez, más mediocremente parecidos.
lunes, 7 de febrero de 2011
El paseador
Cómo saber que algo que vemos un día puede resultar tan familiar un tiempo después.
De vez en cuando, al principio, veía a un señor bajito, con algunos años encima y que supuse era un paseador de perros; Llevaba tres, un ovejero con una oreja doblada, de pelaje desteñido y la cadera un poco caída. Otro perro grande del que no me acuerdo ningún detalle y uno mestizo más chiquito de color claro. Lo ví tantas mañanas, sentado en la plaza frente a la jefatura que se fue convirtiendo en parte del paisaje. Con el correr de los años y sin poder precisar cuando, este señor algo mas viejo, terminó por tener un solo perro. Esa es la imagen que hoy tengo con claridad, paseando a un Rottweiler grande, grande de tamaño y de edad, excedido en peso y falto de dinamismo. A decir verdad, formaban una pareja muy especial. El, con un sombrero negro de ala angosta, algo gastado, una mochila pequeña también negra y vestido siempre con ropa oscura. Caminando lento a su lado, un paso más atrás, el Rottweiler, con un bozal de canasta de color gris, unido a su paseador, si es que era su paseador, por una fina correa de cuero. La correa era solo el contacto entre ambos, porque caía suelta sin ejercer nunca ninguna tensión. Así caminaban ambos, lentos; con paso corto él, y con un andar pesado, su perro. Nunca se miraban, nunca y a pesar de eso, cada uno sabía cuando el otro se iba a detener, a conversar con alguien o a oler algo de la vereda. Eran uno solo, unidos por la correa.
Siempre los veía caminando en la misma cuadra, rutina de mi ida al trabajo, rutina de su paseo. Pero hay cambios que se notan. Un día, de los de siempre, me sorprendió el no verlos. Los busqué como pude, miré hacia atrás por si se habían demorado, pero no llegue a divisar sus siluetas oscuras. Al día siguiente, con algo de ansiedad los busqué nuevamente. A la misma hora, la de siempre, lo ví, solo a él, caminando lento, con su sombrero negro, su mochila, su ropa oscura y la correa de cuero arrastrando por el suelo, pero no vi al Rottweiler.
Al día siguiente con algo de tristeza los busqué nuevamente, pero desde ese día ya no volví a ver a ninguno de los dos. Yo sigo con mi rutina de ida al trabajo, casi la misma, solo que ahora no detengo mi mirada en esa cuadra, frente a la jefatura.
07-02-2011
De vez en cuando, al principio, veía a un señor bajito, con algunos años encima y que supuse era un paseador de perros; Llevaba tres, un ovejero con una oreja doblada, de pelaje desteñido y la cadera un poco caída. Otro perro grande del que no me acuerdo ningún detalle y uno mestizo más chiquito de color claro. Lo ví tantas mañanas, sentado en la plaza frente a la jefatura que se fue convirtiendo en parte del paisaje. Con el correr de los años y sin poder precisar cuando, este señor algo mas viejo, terminó por tener un solo perro. Esa es la imagen que hoy tengo con claridad, paseando a un Rottweiler grande, grande de tamaño y de edad, excedido en peso y falto de dinamismo. A decir verdad, formaban una pareja muy especial. El, con un sombrero negro de ala angosta, algo gastado, una mochila pequeña también negra y vestido siempre con ropa oscura. Caminando lento a su lado, un paso más atrás, el Rottweiler, con un bozal de canasta de color gris, unido a su paseador, si es que era su paseador, por una fina correa de cuero. La correa era solo el contacto entre ambos, porque caía suelta sin ejercer nunca ninguna tensión. Así caminaban ambos, lentos; con paso corto él, y con un andar pesado, su perro. Nunca se miraban, nunca y a pesar de eso, cada uno sabía cuando el otro se iba a detener, a conversar con alguien o a oler algo de la vereda. Eran uno solo, unidos por la correa.
Siempre los veía caminando en la misma cuadra, rutina de mi ida al trabajo, rutina de su paseo. Pero hay cambios que se notan. Un día, de los de siempre, me sorprendió el no verlos. Los busqué como pude, miré hacia atrás por si se habían demorado, pero no llegue a divisar sus siluetas oscuras. Al día siguiente, con algo de ansiedad los busqué nuevamente. A la misma hora, la de siempre, lo ví, solo a él, caminando lento, con su sombrero negro, su mochila, su ropa oscura y la correa de cuero arrastrando por el suelo, pero no vi al Rottweiler.
Al día siguiente con algo de tristeza los busqué nuevamente, pero desde ese día ya no volví a ver a ninguno de los dos. Yo sigo con mi rutina de ida al trabajo, casi la misma, solo que ahora no detengo mi mirada en esa cuadra, frente a la jefatura.
07-02-2011
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